El Ciberterrorismo expande las fronteras de la violencia.

¿Está realmente el mundo perdiendo el control sobre los avances de la tecnología informática? o ¿es que ha tenido alguna vez control sobre ella?

El proceso de globalización en el que estamos inmersos se caracteriza entre otras cosas por un impresionante avance de las tecnologías de la información.

Estas tecnologías están permitiendo unas comunicaciones cada vez más rápidas, "seguras", y amplias para todo el conjunto de la sociedad. Y dijo que para toda la sociedad porque de estos avances también se están beneficiando distintos grupos terroristas que han encontrado en esta nueva forma de comunicación un camino alternativo para llevar a cabo sus actividades.

Hasta hace poco las actividades de estos grupos eran vulnerables ante la posible intervención de los servicios de inteligencia, pero en lo que se ha convertido Internet para estos grupos es en un medio óptimo para actuar al margen de cualquier tipo de control. La encriptación de los mensajes, la extrema vulnerabilidad de los contenidos y, fundamentalmente, la falta de una legislación uniforme y global es lo que está permitiendo a este tipo de grupos actuar impunemente y al margen de la ley.

La red está siendo utilizada no sólo con fines propagandísticos sino para llevar a cabo actos terroristas sin la necesidad de arriesgar ningún tipo de infraestructura ni humana ni material. Tales son las posibilidades que las nuevas tecnologías ponen a disposición de estos grupos, que hoy en día es factible la posibilidad de intervenir, alterar o destruir los núcleos neurálgicos de cualquier sistema informático.

Ante esta situación no extraña nada la solicitud del hasta el sábado presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, al Congreso estadounidense de una partida de 1,4 billones de dólares para prevenir los atentados terroristas a través de la red.

No debe extrañarnos esta solicitud cuando el Departamento de Defensa de los EE.UU, recibió 38.000 atentados y el 63% pasaron inadvertidos.

Lo que está claro es que la lucha contra el ciberterrorismo debe ser una cruzada global, conjunta, en la que deben estar implicados todos los países y en la que se deben tomar decisiones legales y penales a escala global.

Pero incluso en esta consecuencia, a la que llegan todos los Estados, existen distintas posturas. Por un lado los norteamericanos abogan por la constitución de una ciberpolicía con facultades de actuación extendidas más allá de las fronteras de los Estados, mientras que Europa apuesta por una mejora de la cooperación internacional, aprobando convenios en los que se definan las infracciones que pueden llevarse a cabo a través de las nuevas tecnologías.

Pero mientras los Estados debaten, no ya sobre la clara necesidad de una única legislación, sino sobre cual de los dos caminos seguir si el americano o el europeo, Internet y con él los grupos terroristas que navegan en él, avanza en la carrera de la información y en las nefastas consecuencias que la Red ofrece al terrorismo.

Con estas afirmaciones no pretendo negar el efecto, sin duda positivo, que ha supuesto la revolución digital, sino que es necesario, que además de alabar los efectos óptimos que ofrece Internet, los Estados inviertan en seguridad (en nuestra seguridad), protejan sus redes informáticas y acuerden una legislación común para combatir estos ataques. O ¿es que no se han dado cuenta de la extrema vulnerabilidad de los sistemas mundiales de telecomunicaciones?

De lo que sí podemos estar seguros es que en esta nueva forma de terrorismo no existen bombas, se trata de un ciberterrorismo, pero al fin y al caso sigue siendo terrorismo puro y duro.

Talia Besga Basterra  (www.leydigital.com)
Licenciada en Derecho y Especialista en Nuevas Tecnologias